viernes, 3 de abril de 2009

Canoabo: Un paseo pintado en acuarela

Muy cerca de Valencia, por la via que conduce a Barquisimeto, en la ruta de los Valles Altos encontramos a Canoabo, su nombre proviene de un vocablo indígena que significa Aldea de Agua Dulce, se sospecha que es de origen Guaiqueri y la existencia de hallazgos arqueológicos confirman las huellas que dejaron estas etnias en esta zona de montañas.
Se encuentra ubicado a 300 metros sobre el nivel del mar y ocupa 170 Km2 de los 580 que abarca el municipio Bejuma. Su temperatura es cálida y en las noches su clima se torna agradable, con una brisa fresca que se siente mas humeda entre los meses de mayo y octubre, que es cuando las lluvias influenciadas por la Costa bañan los collados.

Comienza a tomar forma como pueblo cuando llegan los españoles y se convierten en los dueños de grandes extensiones de esta hermosa tierra, a partir de ese momento los indígenas se establecieron en este paisaje de ensueños, quienes trabajando como esclavos junto a hombres negros, lograron con esfuerzo que estas haciendas fueran fértiles para la siembra del cacao.

Esta población es la más antigua del occidente del estado Carabobo; fue construida según nos cuenta la historia el 19 de Marzo de 1711, después que el Padre Andrés Pérez de Vargas vendió el primer templo levantado con ayuda de sus habitantes, lugar donde había existido una capilla privada que pertenecía al Conde de Tovar y en torno a esa Iglesia como costumbre de la época, surgió el pueblo que aun mantiene su arquitectura colonial.

No sólo es historia

La belleza de esta aldea encantada, rodeada de agua y cubierta por un cielo que destella tonalidades azules y naranjas, no sólo está en esa historia de la época de la colonia, donde los protagonistas eran aquellos españoles que vinieron a conquistar tierras venezolanas; sino que está llena de una riqueza cultural incalculable.

Es considerado uno de los pueblos con más manifestaciones folklóricas, el 19 de marzo se venera a San José, patrono del pueblo, ese día se realizan bailes de tambores y danzan Los Diablos de Canoabo, expresión cultural de ésta hermosa región del Occidente de Carabobo.


El 3 de mayo se celebra Velorio de la Cruz, el 13 de junio San Antonio Bendito, el 24 de junio la procesión de San Juan Bautista, el 28 de diciembre, día de los Inocentes, salen por las calles “Los Locos de Canoabo” típica tradición popular; y en Navidad y Día de Reyes las parrandas no dejan de sonar.

Canoabo, un lugar lleno de aventuras y sitios históricos que combinan con una vegetación matizada por la lluvia. Cuenta además con un número significativo de artesanos, tallistas, ceramistas y pintores que se encuentran refugiados en este rincón de la geografía carabobeña.

En el sector La Seca encuentras los petroglifos, vestigios de nuestros antepasados que habitaron esta hermosa tierra. Si estás con estrés puedes visitar las aguas termales de Capita, que son excelente como tratamiento para la salud y muy relajantes. También puedes bañarte en los extraordinarios pozos del río Capa o conocer el salto “El Diablo” con 20 metros de altura ubicado en el mismo río.

Esta aldea que aún conserva su belleza y majestuosidad, también ha sido cuna de poetas, aquí nació Vicente Gerbasi, poeta y ensayista venezolano nacido en 1913, cuyo paisaje ha estado siempre reflejado en sus versos.

Canoabo en la poesía de Gerbasi “está sumergido en el fondo de un lago, el pueblo está ahogado de árboles, flores, frutos y cafetales que vistos desde lo alto semejan una alfombra de retazos multicolores extendida sobre un pajonal”.

Comienza este viaje

Iniciamos este divino recorrido entre verdes montañas y arboles frondosos, donde los colores se confunden con el viento y la brisa con los arboles, a unos 20 minutos después de pasar Bejuma, tomamos hacia la derecha y nos conseguimos Aguirre, un valle cubierto por un hermoso y pintoresco paisaje.

Ahora si, comienza el ascenso entre curvas, por una carretera angosta rodeada de una vegetación humeda y frescas montañas, con un bosque tupido, excelente colorido y un clima privilegiado por la naturaleza. A lo largo del camino nos conseguimos con una diversidad de aves y fauna silvestre que le dan vida al trayecto.

Después de recorrer este mágico sendero, dotado de espacios de gran valor escénico, llegamos a Canoabo, estampa de pueblo colonial que se mantiene intacto en el tiempo.

Un lugar con un potencial extraordinario para desarrollar el turismo ecológico, donde lo importante es preservar, apreciar y disfrutar de la naturaleza o implementar el turismo de aventura, donde el visitante tiene la oportunidad de explorar lugares remotos.

Asimismo, es ideal para diseñar rutas relacionadas con la historia, la cultura, la economía o la religión del lugar, para implementar el turismo rural, que es uno de los segmentos que ha tomando mayor fuerza dentro de las modalidades del turismo.

Canoabo, pintorezco, privilegiado por la naturaleza y por la mano de Dios, es perfecto para fortalecer a través de la actividad turística, la economía y el desarrollo sostenible de sus pobladores y de este pueblo de ensueños píntado en acuarelas.