jueves, 31 de mayo de 2007

Esperanzada en tú regreso

Hace tiempo mi hija se fue a un largo y peligroso viaje, estaba en una ciudad lejana difícil de ser localizada, no tenía nombre y no aparecía en el mapa, era un suburbio lleno de ruidos perdido en un país desconocido, el camino era escabroso, lleno de piedras, con senderos de espinas y ríos turbulentos. Te busqué tantas veces sin encontrarte en ese mundo desaparecido y en los repetidos intentos por rescatarte naufragaba a mitad de ese camino de lamentos.

No me di por vencida en esta larga travesía, fueron muchas veces sin lograr el éxito en esta búsqueda vacía, volví otra vez, pregunté a diferentes personas como llegar a esa ciudad perdida. Nadie sabía nada, unos decían que no la conocían, era un país de mudos y sordos donde solo encontraba un profundo silencio.

Aunque los pobladores cercanos no me daban razón, seguía indagando sin perder la ilusión que pronto volveríamos a retomar nuestra vida en la misma estación. Un día pregunté a un hombre que cantaba en una vieja cantina situada en la plaza de un pueblo vecino, pero solo me dijo que había equivocado mi camino.

Un día me dijo una mujer, hay señora me duele verla así pero no quiero engañarla, la verdad es difícil llegar allí. No habido un instante sin recordar cada momento que vivimos juntas, el comer un helado o una hamburguesa, las tareas que hicimos, las fiestas que te acompañé y los juegos que compartíamos.

Tú eres mi hija adorada y te amo profundamente, no imaginas como he sufrido el vacio que me ha dejado tu ausencia. Extraño tus abrazos, tus juegos, tus palabras, tus risas y hasta tus malcriadeces y sobre todo extraño no tenerte cerca. Cada vez que vienen a mi memoria mis nostalgias de mis ojos brotan lágrimas de dolor, tristeza y melancolía.

En unos de los senderos conseguí una luz que abrigaba la esperanza de conseguirte algún día. Acudía al mismo sitio a diferentes horas esperando alguna señal que revelara tu paradero, a cada persona que pasaba por el lugar le preguntaba si alguna vez te habían visto pero solo silencios ciegos me hablaban.

Así transcurrió el tiempo sin ninguna noticia tuya, mi angustia crecía al no saber que te sucedía, muchas fueron las trabas, muchas las pistas equivocadas que solo entorpecieron y nos desviaron del camino cierto, aún no preciso los que te secuestraron y te apartaron de mi lado.

Si de algo estoy segura es que en el reino de Dios nada queda impune y algún día la verdad saldrá a la luz. Hoy, después de tanta espera se abren nuevas esperanzas. He recibido noticia tuya, vuelve la tranquilidad y calma porque no te hicieron daño y de solo saber que estás sana retorna la serenidad a mi alma.

Mi aliento moribundo ha revivido de nuevo impaciente espero tu regreso, un sinfín de cosas bellas aguardan tu llegada y deseo con ansias ese esperado encuentro. Quiero que llegue el tan anhelado día para abrazarte fuertemente y decirte todo lo que te quiero. No importa cuanto tiempo ha pasado, ni cual haya sido la distancia. Lo que realmente importa es que has regresado de nuevo.

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