Mundo de silencios

La ciudad estaba congestionada, un sinfín de personas transitaban en un desierto de indiferencia, todos veían nadie miraba, muchos hablaban y ninguno escuchaba, todo era confuso, la gente corría de un lado a otro pero ningún sentimiento se dejaba colar entre esa espesa malla cubierta de indolencia.

Caminaba por el boulevard detallando cada celaje al pasar, asombrada miraba tanta inapetencia, que decepción al observar la carencia de amores y afectos. Después de ver aquello concluí que los que viajaban por las calles empedradas eran entes irreales, porque en una ciudad como ésta es imposible no hallar emociones reales.

De pronto vi un artista pintando un paisaje de acuarela, luego un poeta enamorando una silueta y por ultimo un escultor cincelando una linda figura. Comenzaba a tomar vida una ciudad que estaba muerta, el cielo se tornó de gris a un azul intenso y comenzaron a destellar chispitas de contentos.

Sin preguntar al pintor entré en su lienzo repleto de tonalidades y mágicos efectos. Dos figuras se amaban sobre el heno seco, él olía a su amada y ella besaba su cuerpo, entre acompasados movimientos y suaves caricias se fusionaban con deseos y loca pasión, fluían tantos sentimientos que era imposible no hechizarse ante aquel encuentro.

Se conjugaban alucinantes distintas emociones que se hospedaban en la planta alta de los corazones, con una mirada sugestiva se enlazaban la vista y el tacto a la vez que se hallaban con el gusto y el olfato y un suspirar al oído hacia escuchar una hermosa melodía.

Incrédulos mis ojos quedaron hipnotizados al presenciar un universo lleno de sensaciones y sentir el goce de una entrega plena. La verdad era un poema deleitarse con la vista como de un par amantes brotaba tanto erotismo, extasiada me confieso que es imposible no rendirse ante un amor tan intenso y mucho menos no quedar cautivada con tan mágico momento.

Satisfecha me sentí al saber que había vida, la brisa desfilaba de palmera en palmera cantando su melodía pero sin ser percibida en ese mundo de silencios, al pasar cerca del el poeta tropezó con la silueta desordenando sus cabellos suaves como la seda, ni corto ni perezoso se aprovechó de su melodía para enamorar con sus poesías a esa esbelta silueta.

Mientras se acercaba la noche la figura esculpida iba tomando apariencia, sobre ella caían centellas de colores y entre la combinación de las sombras y las brillantes estrellas se convirtió en una imagen de extraordinaria belleza, perplejos quedaron hombres y mujeres después de aquella transformación y aquel mundo silencioso quedó atrapado en la imaginación.