jueves, 21 de junio de 2007

Con mi mejor traje

Hoy me levanté con mi mejor traje, el de la felicidad, adornado con lentejuelas de ilusiones y bordado de sensaciones, un traje para lucir en una ocasión especial. Elevé la pesada persiana de mi corazón, para que entraras como un rayo de luz calmante, revisé cada cajón de mi tocador para escoger mi mejor combinación, me puse mi gargantilla de esperanza y me dispuse a prepararme y salir en tu búsqueda.

Como todas las mañanas tomé una taza de café y pan tostado con un poco de miel que pintaría de néctar mi alma para colmarte con destellos de dulzura. Sentada en la mesa dibujaba en mi mente con delicados pinceles el anhelado encuentro, momento que sellaría nuestros cuerpos de una mágica combinación, alcé mi vuelo por el sendero de la alegría que conduciría al baile de nuestros corazones.

Al llegar la noche la emoción sobresalía a través de mi mirada. El baile había comenzado, te divisé a lo lejos sentado en aquel salón de paredes de cristal, techado con estrellas y luces brillantes que iluminaban el camino. A través de tus ventanas azules percibía el frenético torrente de tus ansias queriendo salir de su cauce y mi arena dulce salpicó tu rostro deseoso de tranquilidad y ternura.

Temblorosa estaba por sentirte y tú impaciente por abrazarme locamente, con pasos firmes pero suaves como el pasto de un jardín de seda te acercabas aceleradamente adosabas a mí cuerpo de manera incontenible, entrelazados con hilos de furia y pasión te acariciaba dulcemente cuando tú besabas mis labios desenfrenadamente.

De pronto despertó el canto del mar dormido, se encendieron las llamas de las flores y la oscuridad se iluminó con punticos de luces que revoloteaban alrededor de nuestros cuerpos fusionados como amalgama de pasión, así fue como nos amamos durante largas horas con la complicidad del viento en la intimidad de una noche que fue eterna.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que lindo es lo que escribes, se vé que es lo que trasmite tu ser....